Otra variante más violenta:
- Mamá, mamá, ya no soy virgen.
- ¿Qué? -¡plaf!, le da una bofetada.
- Pero... -llorando-, pero soy pastorcita.
Y otra no tan inocente:
- Mamá, mamá, me he encontrado a un hombre en la calle que me ha dicho que si me acostaba con él me daba estos pendientes -enseñándolos.
|